Valdemorillo Crónica de Barquerito: "Adrián y Colombo, candidatos a la final de la Copa Chenel"

Sábado, 16 de Octubre de 2021 00:00 administrador
Imprimir

Con dos toros bravos de Zacarías Moreno, dos faenas notables de diferente estilo, pero parecido interés

Con lote muy deslucido, Jorge Isiegas torea de capa con calidad

Valdemorillo (Madrid), Sábado, 16 octubre 2021 (COLPISA, Barquerito).- Dos toros -2º y 6º- de Prieto de la Cal y cuatro -1º bis, 3º, 4º y 5º- de Zacarias Moreno. El cuarto, premiado con la vuelta en el arrastre. Fernando Adrián, silencio y dos orejas. Jesús Enrique Colombo, ovación y una oreja. Jorge Isiegas, ovación y silencio tras un aviso. 1ª de las semifinales de la Copa Chenel. Plaza cubierta. Fresco, otoñal. 1.500 almas. Dos horas y media de función.

EL PRIMER TORO de Prieto de la Cal se partió por la cepa el cuerno derecho al rematar de salida contra el burladero de capotes. Fue devuelto sin un solo capotazo. Virgen. Estaban reseñados dos sobreros y no solo el reglamentario. El sobrero de Prieto de la Cal no entró en liza, y sí el de Zacarías Moreno, toro ágil, de muchos pies, pronto y repetidor, pero de salidas distraídas.

En todas las eliminatorias de la Copa Chenel se han lidiado toros de dos hierros en desafío ganadero. En la primera semifinal, esta de Valdemorillo, la ventaja toda fue para Zacarías Moreno. No solo por jugar cuatro toros y no tres, sino porque dos de esos toros, cuarto y quinto de función, fueron notables. El cuarto, crudo de varas, fue toro de muy vibrante brío, impetuosísimo, particularmente codicioso. El quinto, suelto del caballo, tuvo en la muleta son templado, entrega y ritmo. Para el cuarto llegó a pedirse el indulto.

El único toro deslucido del lote de Zacarías Moreno, una ganadería formada con vacas y sementales de Daniel Ruiz, fue el tercero, que arreó a tablas en cuanto vio hueco abierto y en ellas se refugió sin pelea. Los dos toros de Prieto de la Cal -un segundo de espectacular pinta albahía y un sexto cinqueño jabonero y badanudo, con porte de toro viejo- dieron muy pobre juego. El uno, por su flojedad, y el otro, por su mansedumbre defensiva.

Los azares del sorteo premiaron a dos de los candidatos a la final de la Copa -el madrileño, de Torres de la Alameda, Fernando Adrián y el venezolano, de San Cristóbal, Jesús Enrique Colombo- y castigaron al zaragozano Jorge Isiegas.  Con el tercero de corrida y de salida Isiegas toreó de capa con asiento, calma y calidad. Cuatro espléndidos lances. No pudo firmar más cosas que una estocada de excelente ejecución, la del tercero, y la mera esgrima para eludir los testarazos y trallazos del jabonero de Prieto de la Cal sin perder los papeles.

Con los dos toros de fortuna brillaron Adrián y Colombo de distinta manera. Adrián, con una faena de entrega sin límites: apertura de rodillas con cambios por la espalda en dos de los siete muletazos apurados de la primera madeja, una tanda en redondo traído el toro de largo, otra excelente de naturales embraguetados, templados, ligados, y una más enseguida. La euforia propia del caso porque el toro respondió por pronto a todo. El temperamento encareció el trabajo. Adrián trató de provocar el indulto, que no procedía, y el final de faena perdió la fuerza de sus dos primeros tramos. Al cabo, soltando el engaño, una soberbia estocada. Rodó sin puntilla el toro.

La faena de Colombo al quinto se abrió con un alarde: cite de rodillas en el platillo -el toro vino al galope desde tablas- y una tanda templada en redondo abrochada con trincherilla y uno de pecho rotundo. Fue faena de rico compás, bien medida, dos tandas por cada mano, despaciosas, bien dibujadas y resueltas, y un final de nuevo alarde: una serie de muletazos en trenza con cambios en cadena fiel a la patente de Daniel Luque, que inventó el juego. Una estocada hasta el puño. Y antes, tres pares de banderillas, dos de poder a poder y un tercero al cambio. En el prólogo, dos verónicas de rico vuelo.

En el primero de sus turnos Fernando Adrián -faroles de rodillas en el recibo de capa- muleteó afanoso, asentado, firme. No acertó a sujetar la querencia del toro de Zacarías a soltarse. Colombo hizo equilibrios para sostener en la media altura al flojísimo y hermoso segundo albahío, aplomado y exangüe a los diez viajes. Lo mató de estocada trasera. Mucha fe al tirarse a matar con llamativo celo.

Postdata para los íntimos.- Todo el mundo en Jaén para ver a Morante, porque nadie se cansa de ver a Morante. Y mañana a Arenas de San Pedro, donde de nuevo Morante. Y en febrero a la Ciudad de México, a la Monumental Plaza México, donde lo esperan y querrán quedárselo. Y quién no....

Yo me he quedado en Valdemorillo. Por televisión. Tampoco me canso. Cada día tiene su afán. Me ha gustado mucho Isiegas con el capote. Lo vi de novillero en Zaragoza y la tarde de su alternativa también. Hace dos años. He visto a Fernando Adrián salir a comerse el mundo, cosa que siempre impresiona, Me ha gustado el reposo de Colombo, su afán por torear despacio. Sospecho que los toreros nuevos -Colombo, Isiegas- y de repesca -Adrián- se pegan al televisor cuando torea Morante. Yo haría lo mismo.
Última actualización en Domingo, 17 de Octubre de 2021 11:53