EL APARTADO. Por Barquerito: "Órdago sin verlas"

Domingo, 19 de Agosto de 2018 00:00
Imprimir

Toros de Victorino Martín para Manuel Escribano, Saúl Fortes y Álvaro Lorenzo

Una novedad: Victorino, que es el ganadero que más toros tiene lidiados en Bilbao en los últimos treinta años, no se había anunciado nunca como telonero. Se hizo costumbre que cerrara feria en la única tarde triste de la semana, que es la última. Lo de cerrar semana tantas veces dejó de hacerle a Victorino padre gracia un día. Y a Victorino hijo, igual.

Solución radical: abrir semana. La apuesta es resbaladiza y azarosa. Envido, órdago. La ganadería ha crecido. Pese a crecer, se ha ido depurando. La depuración se ha traducido en una sensible pérdida de aquella fiereza que fue emblema de la ganadería. Su fama. Son ahora minoría las célebres alimañas. Los toros tobilleros, los inciertos, los ágiles de cuello que parecían embestir con la mera mirada. Minoría minoritaria.

Y, en cambio, abundan los que, sin ser sumisos, se entregan con esa peculiar nobleza de doble filo tan propia de la casta. Los buenos ya no son ni rareza ni indios de la reserva. Los que apuntan no disparan. Los mirones lo son por curiosidad. Lo privativo del encaste Albaserrada, además de humillar como ningún otro, consiste en estar pendiente de todo. Y a eso se llama listeza. Lo que no ha existido nunca es un victorino tonto.

Y otra novedad: Álvaro Lorenzo debuta en Bilbao y va a matar por primera vez en su vida una corrida de Victorino. Como es torero recental -tan solo su tercer curso como matador de alternativa-, lo de ser nuevo en Bilbao se entiende. Lo de estrenarse con una de Victorino al mismo tiempo es una arriesgada pirueta. El otro órdago de esta partida.

Álvaro es torero de calidad. Va a gustar. Tiene con el capote don natural de privilegio. Pero es muy difícil ligar de capa un toro de Victorino. Cartel del todo novedoso. La sabiduría de Escribano, experto en victorinos, y la personalidad profunda, apacible y singular de Saúl Fortes, que el pasado marzo toreó bien de verdad dos victorinos en Madrid.