TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

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PAMPLONA. Crónica de José Antonio Del Moral: "El Juli, en rey del toreo y herido"

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Dos notas de gran categoría en la octava corrida de esta feria que, al fin, nos propició el primer acontecimiento de alto nivel. Espléndido debut ganadero en Pamplona de Victoriano del Río y magnífica actuación de El Juli que completó otra tarde cumbre más de las muchas que viene protagonizando en la presente temporada, aunque esta vez nublada por la estupidez del palco presidencial que le negó la segunda oreja de su primer toro tras una labor propia de un rey del toreo. Otra meritísima cortó del peor por más débil y pavoroso quinto al que mató tras resultar alcanzado y herido en la bolsa escrotal por lo que no pudo salir a hombros y tuvo que hacerlo por la de la enfermería. Con el mejor lote, debutó en Pamplona Curro Díaz que, como casi siempre, anduvo más pendiente de ponerse bonito que de torear bien por lo que desperdició en gran parte la infinita bondad de sus dos toros. Alejandro Talavante volvió a los Sanfermines sin la suerte de su anterior adversario pero él tampoco anduvo a gusto ni, sobre todo, acertado con la espada.

Plaza de toros de Pamplona. Lunes 12 de julio de 2010. Octava de feria. Tarde calurosa con algo de brisa y llenazo. Seis toros de Victoriano del Río, muy bien aunque desigualmente presentados, con varios pavorosos como el veleto y astifino quinto. Nobles y encastados en distintos grados de bravura y de fuerza. El primero, extraordinario, fue de cortijo. El segundo manseó en varas, empezó abriéndose y tuvo mucho que torear. Docilísimo por los dos pitones el tercero. Y lo mismo o más el cuarto. Franco aunque sin fuerza el quinto. Y sin ninguna clase el sexto que fue el único deslucido. En conjunto, un gran debut en Pamplona del ganadero de Guadalix de la Sierra.  Curro Díaz (verde ingles y oro): Bajonazo trasero y cinco descabellos, pitos. Pinchazo hondo y seis descabellos, palmas con saludos. El Juli (añil y oro): Gran estocada, oreja e injusta negativa del palco en dar la segunda. Estocada trasera y dos descabellos, oreja que paseó un miembro de su cuadrilla. El Juli pasó por su pie a la enfermería donde fue atendido de una cornada en el escroto. Alejandro Talavante (pistacho y oro): Pinchazo y contraria caída ladeada a toro arrancado y tres descabellos, aviso y silencio; estocada atravesada que hizo guardia, otra corta trasera y descabello, silencio.

Ya era hora de que en estos Sanfermines acudiéramos a la plaza con la seguridad que las grandes figuras del toreo suelen ofrecer en pos del triunfo cantado cada vez que actúan. Como no podía ser menos y dados los indiscutibles éxitos que este año nos está regalando El Juli, en su primera tarde pamplonica tenía que suceder lo que sucedió aunque, desgraciadamente, con dos notas negras. Primero la incomprensible e inadmisible negativa del palco presidencial – tan facilón y dadivoso en tardes anteriores por labores infinitamente peores y algunas frente a reses buenísimas que no fueron aprovechadas – en darle la segunda oreja tras un importante e irreprochable faenón. Ya había toreado muy bien con el capote antes de cuajar una sensacional labor muletera en la que primero sujetó al toro de sus intenciones de huir, luego los sometió totalmente  y después lo toreó a placer con crecientes temple, hondura, largura y total pureza hasta matar de magnífica estocada. Algo que nunca lograr digerir quien a los concejales en turno presidencial suele asesorar en esta  plaza. Y es que el tal señor Usechi lleva toda su vida premiando lo malo y negándose a lo mejor.  Sobre todo cuando de grandes toreros se trata. De imbéciles taurinos está lleno este mundillo, pero este de Pamplona lleva todos los premios.

Luego no tuvo más remedio que acceder a dar otra oreja del pavoroso quinto toro a EL Juli por una segunda faena de menor tono artístico pero también de gran mérito técnico por la necesidad de torear a media altura para que el animal no perdiera nunca los pies, algo muy difícil de conseguir con la maestría que desplegó el madrileño. Muy metido finalmente entre los veletos y astifinos pitones del torazo, quizá por no darle la importancia que tenía y en busca de remachar el triunfo para poder salir a hombros, fue cogido de lleno por el bajo vientre y resultó herido, pese a lo cual siguió El Juli como si tal cosa hasta matarlo de estocada y dos descabellos, pasando por su pie a la enfermería. Lamentamos mucho el contratiempo y esperamos que El Juli no tarde en curar porque pasado mañana también está anunciado para actuar en la última tarde de estos sanfermines.

Del resto de la corrida, solo cabe destacar el gran juego de los dos toros de Curro Díaz y del tercero que mató muy mal por cierto Alejandro Talavante. El de Linares los desaprovechó en parte por su proverbial empeño en torear más pendiente de ponerse bonito y de sentirse artista que de hacer las cosas bien. Pero la verdad fue que sus toros fueron de dos orejas y no cortó ni una.

Otro tanto cabe decir de Talavante aunque a éste desde otro punto de vista, pues cada vez que le vemos, no terminamos de entender como alguien que torea tan bien, es tan desigual e incapaz de estructurar las faenas. Y con la espada, para qué contar. El desastre habitual. Y si esto pasó con el buen toro tercero, con el más deslucido sexto, peor.