TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

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Sevilla. Crónica de Barquerito. Morante pone de pie la Maestranza.

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Fresco y magistral, dos orejas de un cuarto toro


Firme, empeñado y valeroso, pura improvisación, el torero de la Puebla desata pasiones con dos faenas de sutiles logros y, sobre todo, con un recibo de largas al cuarto toro sacadas del repertorio de viejas tauromaquias


Sevilla, jueves, 1 de mayo de 2025. (COLPISA, Barquerito). 6ª de abono, Primaveral. Lleno. 12.500 almas. Dos horas y media de función Seis toros de Domingo Hernández. Morante, ovación tras aviso y dos orejas. Juan Ortega, ovación en los dos. Pablo Aguado, ovación y silencio.

El subalterno Jorge Fuentes de la cuadrilla de Juan Ortega, pasó a la enfermería tras ser arrollado mientras lidiaba al citar, en el final del tercio de banderillas al segundo toro de la tarde. Parte médico: «A nivel cutáneo escoriación en cara interna gemelo izquierdo. Tumoración en gemelo izquierdo con clara asimetría respecto al lado contralateral que impresiona como hematoma de aparición brusca. Buena movilidad del miembro. No frialdad. Con pulsos conservados. Recomendamos reposo, analgesia, frío local y ecografía para valoración de daños. Revisión por su traumatólogo correspondiente. Pronóstico: leve«.

 

CON UN PRIMER toro regordío y aplomado que apenas se empleó en medias embestidas y con un noble cuarto que metió la cara entre las manos antes de tiempo Morante desató pasiones. Sin precisar de faenas preciosistas, cumplió una tarde redonda. Los detalles fueron muchos y singulares argumentos. Fragmentos del canon clásico: fundidas la tauromaquia antigua y la contemporánea en una pieza sola y en versión probablemente mejor que sus propios modelos. Todo lo cual vino a pasar desde el mismo momento en que Morante trató de fijar en espléndidos lances sueltos pero acompasados al toro corretón y desentendido que partió plaza. El galleo corregido con que llevó el toro al caballo fue distinto, y el remate de un quite por verónicas con larga y desplante en los medios, señal inequívoca de que Morante no había venido de paso, sino más motivado de lo habitual. A los medios, donde jadeante se sujetó el toro, venido abajo a las primeras de cambio, pegajoso cuando Morante lo forzó. A pies juntos fueron brotando muletazos marchosos apurando el fondo justo de fuelle del toro, que amenazó con irse a las tablas. No lo hizo gracias al empeño de Morante, que antes de la igualada, entre las rayas, abrochó faena con tres ajustados muletazos frontales. En la suerte contraria un primer pinchazo, un segundo hondo y tres golpes de cruceta, el tercero, magistral. La banda, tantas veces reticente con Morante, acompañó la faena entera. La música subrayó después las seis largas con que Morante paró de salida al cuarto toro. Tres por cada mano, dibujadas con precisión algebraica, el vuelo del capote solo al alcance de los elegidos en lo que podría tenerse por un lance menor pero convertido en manos de Morante en un ejercicio de virtuosismo. No solo el dibujo. Fue, además, la compostura de la figura, el medio pecho en el embroque, abierto el compás ligeramente. Y el remate con media envuelta. Se puso la gente en pie. El clamor fue de época. En alas de ese clamor incondicional Morante vino no a romperse pero sí a hacerse admirar con la razón secreta de su toreo: el valor. El encaje tranquilo, como si ponerse donde y como se puso no fuera riesgo, descolgado de hombros, que es la mejor manera de torear. Abierta en tablas de sombra con ayudados a suerte cargada, la faena cambió de terrenos casi de golpe y de pronto estuvo Morante plantado en las rayas contrarias de sol. Tandas de impecable ajuste que forzaban la desgana del toro, por una y otra mano, sin desmayar Morante, ingenioso en los remates improvisados, variaciones del toreo por bajo traído detrás. Empeñado, seguro, dueño del toro, que tuvo siempre en la mano con su punto de desenfado. Y el colofón magistral: una estocada dando espalda a toriles y atracándose de toro como si en la estocada le fuera la temporada. La manera de ver doblar al toro, rodilla en tierra el desplante, fue un espectáculo. Y otro, una interminable vuelta al ruedo que tuvo no poco de reencuentro del torero con sus fieles de ahora y de siempre. Dos orejas. La segunda, por plebiscito. Hubo que arrancársela al palco cuando ya estaba el toro enganchado en las mulillas y traerla desde el patio de sangres. El toro se llamó BODEGUERO, estaba marcado con el nº 63, negro zaino, de 513 kg, nacido en enero de 2020.

Con Morante tan protagonista, y con lotes para nada propicios, Juan Ortega y Pablo Aguado tuvieron por fuerza papel menor, pero no irrelevante. Machacón con un segundo incierto de muy mal estilo, Ortega se hizo querer en el recibo a la verónica del quinto, con un ramillete de lances de manos bajas y particular compás. También un quite modélico por chicuelinas. Y ya, porque ese toro se paró después de haber punteado y venido al paso. Castigado por la nula categoría de un sexto sin el menor trapío, Pablo Aguado, asentado y seguro siempre con el capote, tozudo en su empeño por fijar a un tercer toro que dio muestras de corrido en exceso en el campo y huyó hasta de su sombra, se acopló cuando nadie lo esperaba. Faena a más, paciente, sembrada de exquisiteces y con un final en tablas junto a toriles, terreno del toro, de notable calidad. Con el ambiente volcado, pinchó tres veces antes de cobrar la estocada.

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Cuaderno de Bitácora.-En la calle Gravina, entre San Pedro Mártir y Pedro del Toro, sigue tapiada y no se sabe si en obras la casa donde vivió "muriendo en ella" don José Gestoso, "celoso defensor de las joyas artísticas de la ciudad". Hace un año y menos de un año, la casa de Gestoso parecía condenada al mismo destino de tantas y tantas otras del barrio: destino AT, apartamentos turísticos. Tal vez la calle no sea la más adecuada. Seguro que la casa con su patio, sí. Pero es un edificio de 1890 si no antes y....Lo de "vivir muriendo" de la placa de cerámica que rinde homenaje a Gestoso cobra sentido.

Casa Salva y su brunch siguen siendo un reclamo insuperable. Colas para entrar, la sala llena.El Museo, cerrado por Primero de Mayo. Vi venir la manifestación desde la Plaza Nueva.Las manifestaciones en Sevilla parecen por su orden procesiones. Seguramente lo son. Los bancos de hormigón nuevos de la Plaza Nueva son incómodos. Las obras de la calle Zaragoza terminaron a tiempo. Eran imprescindibles. Me pregunto qué va a ser de la Taberna del Alabardero, con la cual puso en Sevilla el difunto cura Lezama su pica en Flandes.

Malas noticias. El Coso del cruce de Moratín.y Mateo Alemán parece cerrado para siempre. Aquella pizarra  con detalles exhaustivos de las variantes y opciones del desayuno sevillano sevillanísimo ha pasado a mejor vida. También he visto cerrado el Zelai de la calle Albareda, un restaurante vasco muy sofisticado. Parece en forma el YO. (yo punto) de la calle Bailén. Cocina de autor. Italiano: Stefano Deidda. Dos menús. Uno de 48 y otro de 68. O sea, uno de 8.000 pesetas y otro de 11.500. Me pregunto qué será el polvo de uva. O el gel de col morada. O el wafer de hinojo.

Última actualización en Viernes, 02 de Mayo de 2025 22:02