TOROSDOS

Se torea como se és. Juan Belmonte

  • Incrementar tamaño de la fuente
  • Tamaño de la fuente predeterminado
  • Decrementar tamaño de la fuente

Madrid. Crónica de Barquerito.

Correo Imprimir PDF

Maestría de Robleño, entrega de Castaño, oficio seguro de Gómez del Pilar y una corrida desigual pero inquietante de Escolar


Se abre el tríptico torista de San Isidro con toros de pobre prestación en varas, salvo un segundo sobresaliente.

 

Castaño protagoniza las mayores emociones con el toro de más riesgo


Madrid,  4 jun. (COLPISA, Barquerito)

Las Ventas. 22ª de feria.17.152 almas. Estival. Dos horas y diez minutos de función.

Seis toros de José Escolar.

Fernando Robleño, ovación tras dos avisos y silencio. Damián Castaño, ovación en los dos. Gómez del Pilar, ovación tras aviso y palmas.

Alberto Sandoval picó de maravilla al segundo y fue muy ovacionado. Brega precisa y competente de Raúl Ruiz y Antonio Chacón con primero y segundo. Pares notables de Raúl Ruiz, Fernando Sánchez y José Mora.

PRIMERA DEL TRÍPTICO torista de la semana final de San Isidro, la corrida de Escolar, astifina y ofensiva, hechuras muy reconocibles de la ganadería, siempre inquietante, fue de pobre nota en varas. Hubo que echarles el caballo encima a dos toros -segundo y quinto- y picar al relance al sexto como única solución. El cuarto se recostó sin pelear en dos encuentros, el primero vino andando en el segundo puyazo.

El honor en el tercio de varas lo salvó un segundo de espléndido remate que derribó en el primer viaje y galopó en dos ataques más cobrados en serio. El oficio certero y el valor de Alberto Sandoval para citar de frente, un caballo excelente -el mejor de la cuadra-  y el deseo manifiesto de Damián Castaño de lucir el toro, de ponerlo en distancias muy aparatosas, fueron clave en el éxito del empeño. Y, naturalmente, la bravura indiscutible del toro. Un toro muy completo, pronto y noble, repetidor, embestidas humilladas, templadas. Sin la gota de correa temperamental tan característica del toro de Escolar, pero con la entrega vibrante de su colección de toros sobresalientes. Cuando Castaño se lo dejó venir de largo en el tercio, respondió mejor que al acortar espacios o dejar la muleta retrasada. Despegadas, las tandas en redondo tuvieron ligazón. Por la izquierda, el torero salmantino se lo trajo más y mejor toreado, pero ahora fueron los muletazos de uno en uno. La estocada, en la suerte contraria, fue de alto riesgo. Atracado de toro, Damián salió arrollado y derribado pero ileso. Los méritos tuvieron el debido reconocimiento.

Con ese segundo toro tan distinguido pareció encarrilada la corrida. Robleño se puso y compuso más que bien con un encastado primero, elástico, andarín y listo, pegajoso también, la cara alta, toro de emoción por lo mucho que se revolvía. Faena de refinado criterio, dominadora, cargada de soluciones improvisadas, poderosa y ajustada, de precisión llamativa y salpicada de muletazos espléndidos por su traza y remate. La faena de la tarde, una de las más caras de San Isidro. Solo que se fue de tiempo Robleño, no dobló el toro tras pinchazo y estocada tal vez tendida y no acertó hasta el octavo golpe de verduguillo. Sonaron dos avisos. Caprichos del destino.

Los amantes del tercio de varas pretendieron que los cuatro últimos toros de la corrida fueran tan bravos con el segundo, y eso se tradujo en farragosos tercios de varas, que en el caso del quinto toro rozaron el absurdo. El cuarto, el más voluminoso y pesado, se paró en la muleta sin la menor entrega. El sexto, altísimo de cruz, muy descarado, extraordinariamente mirón, se vino andando sin emplearse. Robleño y Gómez del Pilar cumplieron el trámite y abreviaron.

Con tercero y sobre todo con el quinto se vivieron pasajes vibrantes. Gómez del Pilar acertó paciente a enredarse con el tercero, probón, con tendencia a quedarse a mitad de suerte, y, firme, le sacó casi a pulso y tragando quina tandas y muletazos de torero madura y capaz. Faena demasiado larga y castigada por las transiciones entre tandas, y por una fea estocada en los blandos.

Por descarado y por reservón, por la manera de medir, entre defesnsivo y agresivo, el quinto fue la prueba más difícil de la corrida. La superó con valor consciente, impecable resolución y esa punta de oficio campero que le distingue Damián Castaño, puesto sin pruebas por la mano izquierda fuera de las rayas para abrir faena cuando nadie apostaba por el toro, empeñado sin  éxito por la mano derecha y roto de verdad con un expuesto y antológico final de faena de muy alta tensión. Con la izquierda muletazos conmovedores, de toro enganchado y templado, gobernado. Cuando Damián ligó el natural con el de pecho, estalló la gente. Una estocada desprendida dejó la faena sin más premio que una ovación de gala.

======================================================================
Cuaderno de Bitácora.- Aunque no lo parezca, Madrid es una ciudad llena de palacios y palacetes. Y si uno pasea y repara, puede descubrir casas de vecinos de particular interés. No me canso, solo que, si te fijas mucho, también descubres auténticos horrores. Hay una arquitectura muy madrileña de ladrillo visto y balcones más representada en barrios como los de Chamberí o Salamanca que en el Madrid viejo. En la calle del Duque de Rivas, en sus dos lados, hay siete ejemplares perfectos. La calle es muy corta -de la de la Colegiata a la de la Concepciòn Jerónima- pero las casas están perfectamente alineadas y armonizan sin ser idénticas. Solo que todas ellas tienen pinta de carne de cañón. Parecen deshabitadas y me temo que los buitres acechan. El problema de la calle es su tráfico intenso de autobuses:terminal de dos de las líneas que van a Villaverde, zona de paso para otras dos cabeceras, la del 31, que lleva al barrio del Lucero y la del 17 que llega hasta el llamado Parque Europa e n el último confín de Carabanchel Alto,
Cuando los buitres se lancen sobre la presa, el Ayuntamiento eliminará los autobuses. Ya lo veréis.
Última actualización en Martes, 04 de Junio de 2024 21:13