Los dos toros de peor nota de la feria
Víctor Hernández confirma alternativa con sereno valor y recursos
Daniel Luque arriesga con un toro incierto
David Galván vuelve a dejar su sello particular
Madrid, jueves, 30 de mayo de 2024. (COLPISA, Barquerito).- Las Ventas. 18ª de feria. 21.016 almas. Canicular. Barrunto de tormenta en los tres últimos toros y muy ventoso entonces. Dos horas y treinta y cinco minutos de función. Cuatro toros -3º, 4º, 5º y 6º- de Alcurrucén y uno, 2º- de El Cortijillo (familia Lozano Martín) y un sobrero -1º bis- de Juan Manuel Criado. Daniel Luque, saludos y silencio. David Galván, que sustituyó a Manzanares, vuelta al ruedo y silencio tras aviso. Víctor Hernández, que confirmó la alternativa, ovación tras aviso en los dos.
Un quite providencial, en el 1º de la tarde, a pecho descubierto de Juan Carlos Rey al piquero Israel de Pedro. Brega muy notable con el sexto de Jarocho, que intervino en ese mismo quite y de la misma manera
LA CORRIDA DE los dos hierros de la familia Lozano empezó torcida. Descaderado, seguramente lastimado al empotrarse con el caballo de pica en un duro primer puyazo, el toro de El Cortijillo con el que iba a confirmar la alternativa Víctor Hernández fue devuelto. Antes de accidentarse, el toro, enterado y abanto de salida, había manseado y buscado las tablas. El sobrero de Juan Manuel Criado, primero de los cuatro cinqueños que iban a jugarse, bravucón y escarbador, reservón, derribó en la primera vara -dos quites seguidos de alto riesgo de Jarocho y Juan Carlos Rey- y, cuando tomó engaño, lo hizo con ganas.
Víctor Hernández, el último de los cinco matadores que han confirmado en San Isidro, estuvo con el sobrero muy seguro, despejado, inteligente, fresco y resuelto. Arriesgó, se entendió con el toro sin cansarse ni dudar, cobró una buena estocada tras un pinchazo y lo sacaron a saludar. Ninguno de los otros cuatro confirmantes había dejado tanta sensación de madurez. La ratificó dos horas después con el sexto toro de Alcurrucén, manso sin celo, la cara alta, apenas engañado, pero siquiera el único de los tres mansos de pésima nota que, sin emplearse, no se dio a la fuga salvo en las dos primeras llegadas a sendos cites desde los medios en un inicio de faena impropio y de mero alarde.. Un viento de amenazante tormenta encareció el sentido de la pelea, librada con serenidad e ideas claras. La estocada fue de excelente estilo.
Antes de asomar cuarto y quinto, mansos de solemnidad, según la expresión clásica, la corrida se mantuvo mal que bien. Daniel Luque se empeñó con un cinqueño de El Cortijillo muy bien pintado -colorado calcetero, astifino, ensillado- que echó las manos por delante, hizo fu a los caballos y fue picado casi a la caza, no llegó a fijarse, desparramó la mirada encogido y, tardo, punteó al topar. Sobrio, impávido, Luque tuvo que meterse entre pitones, jugar con péndulos entonces, llegar incluso a enroscárselo y a tratarlo como si fuera bravo. La faena de más méritos de la tarde, media tendida y al tercio a saludar.
El tercero fue el primero de los cuatro alcurrucenes del sorteo. Colorado berrendo y lucero, cinqueño, pendiente de las tablas, fue el único que tuvo trato por las dos manos. Por la diestra se compuso David Galván en muletazos de buen compás y en tres tandas, de son y medida decrecientes. Se levantó por primera vez el viento y hubo que lidiar con él tanto como con el toro. Tardó mucho el torero de San Fernando en igualar y todo el calor provocado por una tanda de redondos genuflexos se enfrió casi de golpe. Una buena estocada.
Tanto el cuarto como el quinto -de espléndido porte- no hicieron otra cosa que huirse, buscar salida y no querencia, apalancarse y resistirse cuando en algún momento llegaron a pararse. Uno y otro pedían meras faenas de aliño y castigo, que son las grandes olvidadas de los repertorios en vigor. Pero Luque se empeñó en un larguísimo trasteo espeso y plano. Firme y seguro, Galván, al cabo de ímprobos ensayos, le acabó robando al bello quinto algún muletazo bien tirado. Las dos peleas, mientras el viento no paraba de descubrirlos.